jueves, 25 de febrero de 2016

Los últimos bisontes








Siempre he creído que la mayor tontería que han hecho los americanos en toda su historia, que tampoco es tan larga porque me refiero a los estadounidenses, fue la promulgación de la ley seca y todo lo relacionado con ella. Y no me equivoco, ésa fue objetivamente una de las peores ideas del  siglo XX, tanto por los motivos que la propiciaron como por sus consecuencias, sobre todo porque entre ellas no es posible encontrar ninguna que fuera beneficiosa para el pueblo americano. Eso sí, al crimen organizado le vino de maravilla, pues lo fortaleció, amplió y en definitiva consiguió que fuera su momento de mayor esplendor.
Sin embargo, de la misma forma que tengo clarísimo cuál ha sido la idea más tonta, no consigo encontrar cuál ha sido la más brutal. No quiero ofender a los Estados Unidos, es un país que tiene excelentes cualidades y multitud de cosas buenas que los demás deberíamos copiar, pero también cuenta con un lado oscuro que  es para echarse a temblar y es, lo siento, precisamente del que quiero hablar. Naturalmente todos los países a lo largo de su historia cuentan con sucesos de los que avergonzarse, la mayor parte cometidos cuando más poder tenían, y más fuertes eran. ¿Por qué será? La pregunta es pura retórica, naturalmente, pues la respuesta es evidente.
Todo esto viene a cuento por una foto que vi el otro día hojeando un libro de fotografías antiguas. Se trataba de una montaña de cráneos de bisonte cuya dimensión se podía apreciar por la presencia de un par de figuras humanas, minúsculas entre tanto hueso. La única razón por la que los bisontes no se extinguieron a finales del siglo XIX es por la enorme cantidad que había, no por la falta de empeño en sus aniquiladores. Fue el mismísimo ejercito de los estados unidos el encargado de la masacre en la década de 1870, momento en que fue tomada la fotografía, aunque ya antes se había reducido peligrosamente el número de ejemplares, exactamente desde que llegaron los colonos.
¿Por qué esta persecución de forma masiva a un animal que no había hecho nada, ni se había metido con nadie? La razón es aún más bestia que la matanza en si:  para acabar indirectamente con los indios, que se alimentaban y vestían gracias al bisonte. Si desaparecía el bisonte desaparecía el indio, una demostración de la lógica aplicada al mal.
El bisonte vivía en grandes manadas a lo largo y ancho de todas las planicies del norte de México, los Estados Unidos y Canadá, ocupando territorios desde las Montañas Rocosas al oeste hasta los Apalaches al este y desde los grandes lagos de Canadá hasta México. La cacería en plan masivo del bisonte se inició con la llegada de los ingleses a la costa este, por el valor de su piel, y provocó que grandes tribus nativas se desplazaran a otros territorios, lo cual fue la inspiración  para actuaciones posteriores.


En contraposición, el indio americano respetaba profundamente al bisonte y lo veneraba por sus cualidades, y no nos vamos a engañar, por todos los beneficios que aportaba. Sabemos que había cazadores indios que respiraban el último hálito del bisonte cazado como postrera señal de agradecimiento, admiración y a mi modo de ver las cosas, de afecto, pues tiene que haber mucho afecto para respirar el aliento de un moribundo. Y desde luego jamás cazaban una pieza que no se fueran a comer, sobre todo porque no sabrían qué hacer con el cadáver. Se estima que antes de la llegada de los europeos al continente, había entre 60 y 100 millones de bisontes ocupando todas las praderas disponibles. En el año 1890 quedaban 750 ejemplares. Actualmente es una especie en recuperación en varios parques naturales como  Yellowstone y otras reservas, y también en granjas de explotación para consumo de su carne, pues además de su valor nutritivo, tiene menos grasa y menos colesterol, aunque a juzgar por lo que yo he visto comer a los americanos, el colesterol no parece figurar entre sus grandes preocupaciones.


En cualquier caso, un saludo al amigo bisonte que se ha librado por los pelos de desaparecer, y al que los primeros conquistadores  españoles que llegaron a las grandes praderas, llamaban cíbolos. Bonito nombre.



6 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con tu post sobre la sistemática caza de los bisontes (que todo el mundo, incluyendo a Bill, llama equivocadamente "búfalos"), y las atroces razones que la motivaron. Sólo discrepo un poco en lo que respecta a los "buenos nativos".

    Todo el mundo sabe que, cuando los europeos llegaron a América, se encontraron con que allí no había caballos. Lo que ya no sabe tanta gente es que el origen del caballo está en América, y que los caballos pasaron a Europa y Asia a través del estrecho de Bering. Entonces, ¿qué pasó?

    Pues que, hace unos 20.000 años, los seres humanos llegaron a América haciendo el camino inverso (de Asia a América a través de Bering). Y se pusieron a cazar caballos como locos. Diez mil años después, la especie se había extinguido en el continente a causa su caza sistemática por parte de... los nativos americanos. Es decir que si los indios de las praderas del norte de América no acabaron con los bisontes fue porque había muchos bisontes y pocos indios.

    Por cierto, ahora mismito calzo un par de zapatos de piel... de bisonte. Son suaves como un guante, pero me siento un poco culpable.

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    1. Si fueras la mitad de bueno que cualquier indio americano, ahora mismo irías a respirar el hálito de tus zapatos, aunque ya sé que para eso hay que reunir el valor de todos los pieles rojas, la ayuda de Manitú y ni así...

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  2. No soy tan valiente como un apache, no me atrevo a respirar el hálito venenoso de mis zapatos de piel de bisonte. Así que he ido a la calle e intentando respirar el aliento de una tía buena. Pero me ha soltado un tortazo...

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    1. Criatura, a quién se le ocurre, hubiera sido preferible el mefítico vapor de tus mocasines (así, doy por hecho la piel utilizada).

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  3. Pues sí que eran bestias, sí. Y el que apiló las cabezas, además de ser bárbaro, tenía poca faena. O esa era su única faena y la hacía como nadie. Resulta curioso que para eliminar a los nativos americanos se ensañaran de esa forma con los bisontes. Primero, porque lo más efectivo hubiese sido exterminarlos directamente, sin necesidad de quitarles el sustento. Y segundo, porque imagino que los indios eran tan omnívoros como los europeos, por lo que deduzco que se alimentaban de muchas más cosas que no fueran bisontes.
    Por otro lado, también me han sorprendido las palabras de César sobre que no existieran caballos hasta la llegada de los europeos. Imagino que se refiere al descubrimiento de América en 1492, porque si no sería un gazapo muy gordo que en todas las películas del oeste, situadas en el siglo XIX, los describan como expertos lanzadores de flechas mientras galopaban con su corcel.
    Y otra cosa. Admito que fueran respetuosos con los bisontes, y con el ecosistema en general, al no matar por diversión, pero que sean más considerados por respirar su último aliento... eso no lo compro. Porque, vamos a ver, si un día, Dios no lo quiera, me veo en un juzgado confesando haber matado a alguien de un garrotazo, ¿sería un atenuante dejar caer que respiré el último hálito de mi víctima, o aún me caerán más años por depravado?

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    1. jajaj, siempre tan positivista, Mazcota. Si, te caerían más años por depravado sin ninguna duda.
      Y sí, los caballos los llevaron los españoles, de hecho, cuando los primeros indígenas vieron soldados españoles a caballo, pensaban que eran un único animal, extraño y bestia.

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