domingo, 16 de marzo de 2025

Ferramenta tonsoria




Una pregunta tonta: ¿cuántas tijeras tenéis en vuestra casa? Seguro que ni lo sabéis. Yo las he contado y me sale una cantidad que me parece elevadísima. Ya en la cocina tengo tres, en mi despacho dos que sólo se diferencian en el tamaño y en el color de la parte por dónde metemos los dedos que suele ser de plástico. Luego añadimos las del cuarto de baño, también de distintos tamaños y una de ellas (o debería decir unas, ¿son tijera, o tijeras?) que tiene las hojas dobladas hacia un lado, mostrando una asimetría tipo lenguado. Lo de lenguado  se me ha ocurrido sobre la marcha y ahora que me fijo, como analogía es una mierda. En el salón, en una cajita que sirve para guardar lo que sea, también hay otra, u otras. Y más, por el jardín, en la caja de herramientas...

Volvamos al asunto de si se dice tijera o tijeras, que tiene su enjundia, porque en el caso de que lo correcto sea en plural, resulta que también es el singular. Las tijeras, es el singular de tijeras. Todo muy extraño.

¿Y su origen? Sorprendente. Las primeras aparecieron hace entre 3.000 y 4.000 años en Mesopotamia. No sé que sería de nosotros sin Mesopotamia, la verdad. Casi todo se originó allí y casi todo alrededor de las mismas fechas.

Lo curioso de las tijeras es que se trata de un invento que apenas ha sufrido variaciones a lo largo de la historia. Fue un invento rotundo, casi perfecto. Vemos un modelo de tijeras de la edad media y seguro que algunas de la actualidad, abandonadas a la intemperie un par de inviernos, tendría o tendrían el mismo aspecto. 

Me pregunto por qué a nadie se le ha ocurrido inventar las tijeras eléctricas. Hace mucho tiempo, recuerdo que se pusieron de moda los cuchillos de cortar pan eléctricos. Naturalmente fue un fracaso de invento, ¿qué necesidad hay de cortar el pan con un cuchillo que haga el movimiento solo, manteniendo nosotros el brazo quieto? Es como el cepillo de dientes eléctrico, otra chorrada de cuidado. ¿Tanto esfuerzo se requiere para utilizar uno manual? Bueno, pues ahí lo tienes, el mundo está lleno de cepillos eléctricos mientras tenemos que cortar materiales, a veces, realmente duros de rasgar, con las mismas tijeras que usaban los reyes visigodos.

Todo esto se me ha ocurrido porque justo hace diez minutos necesitaba una tijeras y ninguna (lo correcto sería decir "ningunas" ¿no?) de la casi docena que tengo, me vale. La que necesito es eléctrica pero no hay. Pues vaya.







martes, 11 de marzo de 2025

Se veía venir




Hay miradas que lo dicen todo. También hay frases que lo dicen todo, pero eso no tiene tanto mérito.  Incluso gestos, una simple mirada o un fruncimiento de labios, cuentan lo que hay detrás. A veces lo que hay detrás es una novela de quinientas páginas. 

¿A qué viene todo esto? A Trump. Viene a que se le veía venir. Todo en él apuntaba en la misma dirección. No voy a entrar en detalles de por qué se le veía venir, no me apetece. En realidad no me apetece hablar de él, de modo que voy a olvidarlo.

Nada, imposible,... que no puedo. Trump se ha metido en mi vida de una forma abrupta e inmisericorde. Muy de Trump, tanto lo de abrupto como lo de inmisericorde. 

Nada más despertarme, que lo hago con la radio, ya están hablando de él. En un gesto de legítima defensa, intento volver a dormirme, hecho un cuatro, como queriendo defenderme de sus patadas. Luego, a lo largo del día, me lo vuelvo a encontrar en un montón de sitios, en la compra, en el banco, en las noticias, en el fisio, que es de Ucrania y me mira con ojos de pena.

Hasta ahora, ningún presidente de Estados Unidos se había metido tanto en mi vida, y todos, de alguna manera, lo habían hecho.

Pero no soy el único. Trump se ha metido en la vida de todos, en la de unos más que en la de otros, pero ninguna vida va a seguir igual desde ahora. Lo van a notar hasta los gatos, que como tienen siete vidas para ser devorados por algún inmigrante, lo van a notar siete veces.

Tengo la sensación de que Trump es una esquirla de ladrillo que se me ha metido en un ojo. Una molestia continua y dolorosa que va a estar fastidiando durante mucho tiempo. Y tenemos suerte los que sólo nos vamos a ver afectados económicamente, porque a otros les va a cambiar la vida de verdad de la buena. Y la se sus hijos y nietos. Porque al final, Ucrania no tendrá más remedio que pagar a Trump lo que le pida y lo que le va a pedir son los recursos naturales de su país. Yo te protejo pero me vas a dar lo que yo te pida. Muy de la mafia, y como resulta abrupto e inmisericorde, también muy de Trump.

Como me duele el ojo, cada vez más.




Este artículo fue publicado en Nueva Tribuna. AQUÍ el enlace.






sábado, 1 de marzo de 2025

La paz oval




Sabemos que la paz redonda, la que no deja lugar a dudas, no existe. De hecho, la paz no existe. Soñamos con ella, y los sueños sueños son. Pero también, recurriendo a las frases hechas, quien persigue un sueño con tesón lo verá hecho realidad. Paparruchas, todo eso son paparruchas.

Naturalmente que la paz existe, pero no la paz redonda, sino la oval. ¿En qué consiste? Pues muy fácil, su funcionamiento es extraordinariamente sencillo. Se le ha ocurrido a Trump, que es más listo que el hambre, lo que no entiendo es cómo no se le había ocurrido antes a nadie.  Consiste, atención, en que el bando que va perdiendo se rinda. ¿No es genial? ¿Quieres paz? ¡Pues ríndete!

Con la paz oval no es necesario complicarse la vida en ver quién es el agresor quién el agredido, quién empezó, quién invadió, quién está siendo víctima del abuso, o los orígenes del conflicto. La justicia y el derecho internacional son un obstáculo. Ni siquiera hay que mirar a tus aliados. Nada de eso se tiene en cuenta, sencillamente uno se dirige al que va perdiendo, y le dice: si no te rindes significa que quieres la guerra, tú verás. Y por cierto, rendirte te va a costar una pasta, no te creas que es gratis. 

Joder, es una idea redonda, digo oval, sólo se le puede ocurrir a un genio. No tiene fisuras. La idea, el genio sí tiene y muchas. Fisuras por las que se le ve el plumero. El plumero del negocio.

Con su propuesta de paz, obtendrá pingües beneficios. Pingües es una palabra que inevitablemente va unida a beneficios, como las intenciones del genio. Todo encaja, todo vuelve a ser redondo, digo oval.

El genio, autoproclamado pacificador, ofrece un acuerdo de paz en Ucrania que consiste en que entregue la riqueza de su país a cambio de su protección. Esta idea a lo mejor la ha visto en algún episodio de Los Soprano. Pero también tiene una solución oval a la guerra árabe-isrraelí que llevan sin encontrar la paz desde 1948. La idea es la misma: tú te rindes, te vas a dónde te acojan, y yo me encargo de convertir tu tierra, que está hecha un asco, en la riviera francesa.

Joder, este hombre es un genio, de verdad. Ha descubierto la paz oval que consiste en ver la paz como modelo de negocio. 

Todo redondo, digo oval.


Este artículo fue publicado en Nueva Tribuna.  AQUÍ, el enlace.






Alma 2.0




Quién tenga alguna duda de hasta qué punto son complicados los tiempos que vivimos, que intente sacarse el Certificado Digital. La primera pregunta que uno se hace, es ¿para qué sirve un Certificado Digital? La respuesta es obvia: para lo mismo que el sistema Cl@ve.

Intente obtener una de esas dos abstracciones, intente. Yo lo necesitaba como requisito imprescindible para comunicarme con la Diputación de Huelva, no vale el teléfono ni el email, y estuve una mañana entera dedicado en cuerpo y alma en conseguirlo. Y entonces se me ocurrió la tontería del día (todos los días se me ocurre una). 

Llegué a la conclusión de que tanto el Certificado Digital, como su versión no menos engorrosa, Cl@ve,  que sirven para lo mismo, son algo más de lo que lo que parecen. Son, atención, nuestra alma. 

Antes poseíamos un cuerpo material y un alma que era de naturaleza espiritual. Ahora, el cuerpo sigue siendo el mismo, pero nuestra alma ha trocado en un Certificado Digital. O en Cl@ve. 

La parte espiritual de la que algunos presumíamos, ha sido desalojada del espacio que ocupaba dentro de nosotros, y su lugar lo ha ocupado el Certificado Digital. O Cl@ve. De la misma manera que las taquillas donde íbamos a resolver asuntos con la Administración donde nos atendía un funcionario, han sido reemplazadas por un ordenador donde nos atendemos nosotros mismos. El ordenador es nuestro, que conste.

Ya no podemos movernos por el mundo sin tener un Certificado Digital, o Cl@ve, igual que antes no podíamos ir a ningún sitio sin nuestra alma. Quién no tenía alma, era un desalmado, y ahora quién no tiene Certificado Digital o Cl@ve también es un desalmado. Un desalmado 2.0, y para que se entere todo el mundo, ser un desalmado 2.0 trae peores consecuencias que ser un desalmado de los de antes, que las cosas como son, no tenía ninguna consecuencia. Se podía carecer de alma y hablar con la diputación de Huelva, algo que ahora es imposible si no tienes Certificado Digital. O Cl@ve.

En fin, os parecerá una tontería. En el fondo, a mí también.







viernes, 31 de enero de 2025

Una furtiva lágrima






El mundo, a pesar de mi edad, no deja de sorprenderme. Y menos mal. Una amiga mía que es psicóloga me ha dicho que las sorpresas son una emoción primaria muy necesaria porque liberan dopamina, y su ausencia puede provocar estados de depresión. ¡Toma! Luego, otro amigo mío, que es físico, me ha dicho que sin sorpresas el incremento de entropía es cero y eso sólo conduce a la muerte del universo. Yo que me siento muy unido, por las razones que sean, a este universo, pienso seguir sorprendiéndome con cosas, aunque sólo sea por evitar su muerte.

Lo último que me ha llenado de asombro son las lágrimas. Su composición química varía según sean las razones para llorar. Una lágrima provocada por una pena muy grande, tiene una forma de cristalizar diferente a otra lágrima causada porque nos estamos meando de risa. 

Las lágrimas, para que os enteréis, además de agua tienen lípidos, encimas, proteínas, sales minerales, y según cómo intervengan esas sustancias, así cristalizan. Cuando lloramos porque tenemos cerca una cebolla, la lágrima actúa como un escudo protector al ataque químico, y es muy diferente a las llamadas lágrimas basales, que son las que tenemos constantemente en los ojos para lubricarlo, y que no salten chispas cada vez que movemos el glóbulo ocular.

Mis lágrimas favoritas son las emocionales, porque tienen componentes quimicos que el resto carecen, como la prolactina. Yo es que soy muy de prolactina y en cuanto se me presenta la ocasión la derramo sin escatimar. Suelto prolactina viendo documentales de la dos en que un león muere porque le ha picado una serpiente, o en películas moñas aunque sean de dibujos animados. 

Entiendo perfectamente a la fotógrafa Rose-Lynn Fisher que se ha hecho famosa por fotografiar más 100 lágrimas vistas a través de un microscopio. Y no es la única a quién le ha dado por ahí; ahora, por la módica cantidad de 300 euros, el fotógrafo holandés Maurice Rikkers inmortaliza la lágrima que le lleves siguiendo el mismo método. La lágrima puede ser tuya, en plan selfie extravagante, de tu perro o de un cocodrilo si quieres ir a lo fácil.

No sé qué me sorprende más, que es de lo que iba esto, si la diversidad de lágrimas que existe o que haya fotógrafos que se dedican a hacerles fotos, una vez que han cristalizado convenientemente. Creo que son en blanco y negro.

Y para mayor sorpresa, en Japón existe una práctica llamada Ruikatsu, que consiste en reunirse varios paisanos para llorar en grupo. Es una terapia a la que cada vez se suman más adeptos. Para echarse a llorar, literalmente.

En fin, espero que os hayáis sorprendido con todo esto, o con lo que sea, da igual. Es la única manera de que el universo siga existiendo.



Leoncio López Álvarez














lunes, 20 de enero de 2025

Augurios para 2025

 Si eres de los que se fían de la IA, más vale que no escuches el siguiente podcast de IN. O al menos, no escuches la primera mitad. 

Avisado quedas.




AQUÍ 




miércoles, 8 de enero de 2025

Por favor




 Estamos a día ocho de enero y todavía no he escrito nada sobre los propósitos para el nuevo año. Pues sí que empiezo bien. Entonces, mi primer propósito para 2025, es que no tarde una semana cada vez que tenga que hacer algo. Sé que no lo voy a cumplir, pero eso es cosa mía. 

Tengo otro propósito dirigido a todos los demás, incluido yo, y me temo que tampoco los va a cumplir nadie.

No soy el único en proponer lo que voy a decir a continuación, todos anhelamos lo mismo, pero curiosamente nadie hace nada por conseguirlo. Me refiero a intentar que desaparezca el mal ambiente que hay por todos los sitios, la crispación que notamos en debates, tertulias, reuniones, y por supuesto en cualquier aparición pública de cualquier político y que afecta a nuestras vidas privadas. Hemos llegado a unos niveles de malrrollismo que impregna a toda la sociedad. Lo que vemos en nuestros representantes, nosotros vamos y los imitamos, que parecemos tontos.

Como prueba fehaciente de lo que estoy diciendo os pondré un ejemplo que escuché el otro día en la radio. El conductor del programa pedía a sus oyentes que llamaran por teléfono para que dijeran, atención, qué es lo que más les fastidiaban de las navidades. Creo que la centralita se colapsó. Además, cada vez que llamaba uno, el tono de cabreo iba en aumento. 

A continuación, este titán de las ondas, en vista del clamoroso éxito que había tenido su iniciativa, pidió a los escuchantes que llamaran para que dijeran la música que menos soportaban, aquella canción que cada vez que la oían les entraban unas ganas irresistibles de hacer añicos la radio. Pero ojo, luego preguntó por su película más aborrecida, satisfecho con el rumbo que estaba tomando el programa. 

Siempre me ha parecido una cursilada inútil preguntar cuál es tu novela preferida o la película que guardas como un tesoro en tu memoria, pero por lo menos al contestar es imposible no dibujar una sonrisilla, pues los buenos  recuerdos tienen ese efecto, justo lo contrario de los malos.

Esto es sólo un ejemplo, pero ilustra claramente mi propósito para el 2025, de sugerido cumplimiento por todo el mundo. Sugerido, rogado y suplicado. 

Andad, sed buenos y mirad siempre el lado positivo de las cosas, no protestéis por tonterías, no discutías con vuestros amiguitos y decidles que es una gran alegría verlos. Desead un día estupendo a vuestros vecinos, y a la cajera del súper dedicadle una sonrisa cuando os ofrezca una bolsa, al tiempo que dais las gracias. Los camareros merecen especial atención, son los que más sufren las malas caras y los desplantes de los clientes. De alguna manera tenemos que quitarles de la cabeza que es una buena idea echar unas gotas de evacuol en la sopa. 

En fin, mis propósitos para el nuevo año, es que volvamos a ser los mismos tipos majos que hemos sido casi siempre. Lo digo por si cunde la idea.








martes, 31 de diciembre de 2024

Feliz año y eso

 



Todos los años nos deseamos feliz año nuevo, sabiendo que de nuevo no va a tener nada. Y más nos vale. Cada vez que estrenamos un año, nos sale peor que el anterior. Dentro y fuera de España. 

Dentro, confundiendo la Luna con el dedo que la señala. Hay un defraudador reconocido y cuando lo señala el dedo de la Ley, todos nos fijamos en el dedo y el defraudador bailando claqué vestido de gorila al fondo, sin que a nadie le llame la atención. Es más importante fijarse en que el dedo de la Ley tiene caca en la uña.

Fuera, tenemos a un estado dirigido por un acusado de corrupción que para desviar la atención, mata a Dios Bendito si es necesario. Un corrupto que confunde el derecho a la legítima defensa con una guerra de ocupación y aniquilación. A posta. Y a casi nadie le parece mal del todo, o al menos, no tan mal como para denunciarlo sin medias palabras ni medias tintas ni medias naranjas, que para media naranja ya está USA.

Siria, Putin, Ucrania, Yemen y los chinos, han pasado a segundo plano, si será gordo lo que aparece en el primero. Pero hay colas para comprar lo que sea, y mientras eso sea así, lo demás carece de importancia.

Este año como novedad, hemos traído a los elfos y sus absurdas huellas de barro pequeñitas en el pasillo. Dentro de otros pocos Años Nuevos, celebraremos en nuestras casas el Día de Acción de Gracias. Ya todos sabemos que el Black Friday se celebra el último viernes de noviembre, pues id aprendiendo que el cuarto jueves, toca pavo. Y nos los venderán cuadrados para que quepan perfectamente en el horno aprovechando al máximo el espacio.

Y para visitar los puestos de Navidad de la Plaza Mayor, que era lo único que me gustaba, tendremos que pedir cita previa por Internet. Y la Gran Vía de Madrid... mejor no os cuento cómo estaba ayer. Qué caramba, sí os lo voy a contar, porque para eso he empezado. Estaba llena de tradición. Una tradición que se nos ha ido de madre, se nos ha desparramado por todas las calles, plazas, portales... poniéndolo todo perdido de vasos de papel, botellas de plástico, otras de cristal rotas, latas de cerveza, envoltorios de Mac Donald's, servilletas del Starbucks... una delicia. 

Lo malo de las tradiciones es que son impuestas y todo el mundo tiene que seguirlas, a diferencia de las costumbres que cada cual tiene las suyas. Yo tengo la costumbre de cagar en pelota, pero no se lo impongo a nadie, sin embargo todos me imponen a mí la tradición de no poder circular por la Gran Vía ciertos días del año.

De todas formas, para que veáis mi buena disposición, os deseo a todos un feliz año nuevo, aunque de nuevo no tenga nada. Besos y abrazos.